Había duende en una casa y amaneció preñada una
doncella. Soneto.
Siete meses, Filena, son cumplidos,
que este espíritu malo se defiende.
No vos del mismo a vos, por más que enmiendo
el cuidado a los ojos los vestidos.
Dispútase, por hombres entendidos,
si fue de los caídos este duende,
o vos la que cayó; si no, se entiende
que sois los dos espíritus caídos.
Entre tantos conjuros, he notado
que espíritu sin carne no podía
seros tangible a vos, si os ha tocado.
No le conjuren más, Filena mía,
porque, aunque este se vaya, el que ha dejado
podrá sustituir la duendería.
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