A UNA MUJER MUY LASCIVA EN LA CAMA CON UN HOMBRE.
SONETO
Si el grato humor se le acabó al candil
es menester, señora, sufrimiento,
armado un día entero es monumento,
¿el lecho o mi negocio es de Brasil?
Regostado os habéis el perejil
con tan desvergonzado rapamiento
que no dejasteis gota, yo escarmiento,
de que otra noche me sirváis de atril.
Vuelto me habéis, quejosa, las espaldas,
y a mi salchicha en tanta embocadura
jugo no la dejó vuestra sartén.
Seguras desde hoy más tendréis las faldas,
que no ha de entrar mi llave en cerradura
que ha menester de aceite un almacén.
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