¿Quién es quien pierde el color
donde se suele avivar,
y luego torna a cobrar
otro más vivo y mejor?
Es pardo en su nascimiento,
y después negro atezado,
y al cabo tan colorado,
que su vista da contento.
No guarda fueros ni leyes,
tiene amistad con las llamas,
visita a tiempos las camas
de señores y de reyes.
Muerto, se llama varón,
y vivo, hembra se nombra;
tiene el aspecto de sombra;
de fuego, la condición.
El gusto por las adivinanzas, que se basan en el equívoco y que provocan malentendidos, es de gran fecundidad en la literatura erótica aurisecular. En este caso, el malentendido de la adivinanza que propone Arsindo lo resuelve Damon con la siguiente respuesta: “-Paréceme, Arsindo, que no es tan escura tu demanda como lo que significa, porque si mal no estoy en ella, el carbón es por quien dices que muerto se llama varón y encendido y vivo brasa, que es nombre de hembra, y todas las demás partes le convienen en todo como ésta”.