Las doce Coplas Moniales
Mayor que mi sentimiento
es el menor de mis daños
gran linaje de tormento,
ver que en descontentamiento
se me van mis tristes años!
Solatio, misera, meo,
clausae sunt undique portae:
no las halla mi deseo,
mas de par en par las veo,
a la mía gran pena forte.
El secreto de la cuál
en el alma está, do toca,
que de grave y de mortal
es como purga mi mal,
que se me viene a la boca.
Derelicta sum cautiva,
in florenti etate mea,
en esta cárcel esquiva
do viviré cuanto viva
dolorosa afflita y rea.
Sepultada estoy aquí
do muero hasta que muera.
Desventurada de mí…
de madre libre nascí:
¿Quién me hizo prissionera?
Sensi nata paucos annos
Fortunam iratam Deam:
entre sí, con crudas manos,
mis propios padres y hermanos,
diviserunt vestem meam.
Yo, desque monja metida,
inocente de mi daño
hasta después de crescida,
que el dolor de esta herida
me da queja del engaño.
Anima mea deserta
tristis erit usque ad mortem:
mil angustias a su puerta
sobre ello traen reyerta,
et super eam miserunt sortem.
De esta causa, a mi pesar,
estoy puesta en tal abismo,
de tristeza y de penar,
que no lo basta a contar
ningun cuento de guarismo.
Mortis urget me cupido,
thedio compungor ab isto
con este dolor crescido,
vivo, cuando de él me olvido,
muero cuando pienso en Cristo.
Júntanse también a esto,
otras cosas de quebranto,
que hacen triste a mi gesto,
porque con ellas me acuesto
y con ellas me levanto.
Curae, mei cordis, heredes,
dies in noctem verterunt:
noches son tantas paredes,
con tantos tornos y redes,
dies mei declinaverunt.
¿Qué diré de las pasiones,
de las congojas continuas,
pesadumbres a montones,
e graves reprehensiones,
castigos e disciplinas?
Tentaciones graviores,
quibus in vita resisto:
enojos y sinsabores,
mil plagas y mil dolores,
que me han facto como a Cristo.
Las amigas que tomé
leales nunca me fueron…
¿Mas, en quién busco yo fe,
pues las tetas que mamé,
para mí no la tuvieron?
Cupiditate non fida,
me parentes tradiderunt,
do para siempre perdida,
lloro el placer de mi vida
quem pro nummis vendiderunt.
Queriendo darme mas pena,
como Padres indignados,
no bastó echarme en cadena,
y en una prisión tán buena,
que quedaron bien vengados.
Supplicio, perfidi, meo,
hunc dolorem addiderunt,
unde estoy do nadie veo:
por cumplir más su deseo,
manus et pedes foderunt.
Viendo aquesto, mi ventura
ha venido en tal pobreza,
cual no vino en criatura,
pues los llantos y tristura,
ya no suenan, de flaqueza.
Similata semper agno,
iudicata mortis rea,
el tormento es tan extraño
que mis trabajos y daño
diminuerunt ossa mea.
Ansí que, podré decír,
que el tener me hizo mal,
pues me pudiera yo ír,
y me pudiera venír
sin tormento tan mortal.
Natam captarunt parentes,
vinculis ligarunt eam,
las monjas muy bien prudentes
y de mis joyas sedientes,
diviserunt vestem meam.
¡Oh, vosotras, que escucháis
por este torno traidor,
yo vos ruego que creais,
que ningún mal que sintais
iguala con mi dolor!
Vos habetis libertatem,
ego vim patiór hic fortem,
hasta que penas me maten
que ya comigo combaten,
et super me miserunt sortem.
Es este poema glosa imperfecta de un texto italo-latino, que reza así:
A la mía gran pena forte
dolorosa, afflita y rea?
diuiserunt vestem meam
et super eam miserum sortem,
que me han fato como a Christo
quem pro nobis vendederunt
manus, pedes me fixerunt
dinumerauerunt ossa mea,
diviserunt vestem meam
et super eam miserunt sortem.
Según Gonzalo Fernández de Oviedo (1548),habría salido de la pluma del «serenissimo rey don Federique de Nápoles, año de mili e quinientos e uno”, en que “perdió el reyno porque se juntaron entre si los Reyes Católicos de España y el rey Luis de Francia”.