Parto de Ginebra
Empreñóse Ginebra la mañana
de San Juan; su costumbre se le quita:
ya comienza a comer de mala gana,
ya se afloja y regüelda, ya vomita.
La barriga mayor que una campana,
ya se pone a parir, ya aprieta y grita,
la comadre esperando si paría,
y, a la fin, ¡se peyó su señoría!
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