¡Ah galanas!, no os caséis
por más que el galán os ame,
que el buey suelto bien se lame.
Mirad que os digo verdad,
que vais al cuerno del toro,
pues sabéis que libertad
no se paga con tesoro.
No troquéis placer por lloro,
por más que el galán os ame,
que el buey suelto bien se lame.
Creedme todas a mí,
catad que bien lo sé yo,
que muchas dijeron sí
que quiseran decir no.
Y si alguna hay que acertó,
dice alguna vez: “Déjame,
que el buey suelto bien se lame”.
Yo no digo que no améis,
conociendo ser amadas.
Más dígoos que no os caséis,
viendo treinta mil burladas.
¡Cuántas de desesperadas
ruegan a Dios:”¡Acábame!,
que el buey suelto bien se lame”.
Más vale veros rogadas
y en vuestra mano el favor,
que no veros ajenadas
con un marido traidor,
pues con tanto sinsabor
¿quién es quien no grite y brame,
que el buey suelto bien se lame?
Las tristes lágrimas mías
cantaréis tras un rincón,
diciendo sin alegrías:
justa fue mi perdición.
Lloraréis, en conclusión,
vuestra pena y mal infame,
que el buey suelto bien se lame.
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