Estabas, Lobilla, muy vergozosa,
vendiendo la honra del triste marido,
de recios cojones tu seso vencido;
quesiste ser puta más no deseosa.
¡Oh, siglo nuestro! ¡Edad trabajosa!
Do desarrechar, si bien lo pagasen,
do desarrechar, si bien lo pagasen,
aunque tuviesen la pija sarnosa.
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