EJEMPLO/S
y, pues gozar ojete es tu manía,
quédese el tuyo viejo,
que en sempiterna languidez lo dejo. – ¡No, por la diosa Venus!, humillado
exclamó el cardenal. ¡A ti, postrado,
dios de fornicación, perdón te pido!
Mis sucias mañas echaré en olvido;
pues, más que en flojedad tan indecente,
quiero tenerlo tieso eternamente.
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