EJEMPLO/S
A nueve meses de achaque,
se fue en casa de su abuela
Marica a ponerse en cura.
Y era el cura su dolencia.
Había sido la causa
que, en un jueves de la Cena,
se la vendió por lo justo
un Judas de tocas luengas;
destos que, con pies de prima,
tienen manos de tercera
con que a cualquier instrumento
la cuerda ajustan más cuerda.
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