EJEMPLO/S
1. Diréis que soy moledor,
y no hay que maravillar,
que os canse un cani-cular,
hoc est, un culi-cantor.
2. En el ardor de una siesta,
(que también las siestas arden),
era Menga mariposa
orillas de Manzanares.
Tan sin piedad abrasaban
los vivos caniculares,
que, sobre el campo, el arena
era un brasero de erraje.
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