Dichoso infante, que en haber nacido
no es bien que el nombre de dichoso os cuadre,
pues por la mano vil de una comadre
de cárcel tan dichosa habéis salido:
decid si acaso no me echó en olvido
tener tal prenda del querido padre;
si allá en el corazón de vuestra madre
habéis mi tosca imagen conocido.
Que si es verdad que vivo en su memoria
y vos, niño, tenéis por bien extraño
ver esta luz adonde el sol se viste,
los dos haremos trueco desta gloria:
yo os daré, aunque pienso que os engaño,
mi libertad por vuestra cárcel triste.
Deja tu comentario