Señor, más flojo que bledo
es ese vuestro vergajo,
bien parece estropajo
de los que revuelvo al dedo.
Con el más pequeño pedo
que yo tengo en el mi cuajo,
votaré del rescrebajo,
aunque tosca, bien de quedo.
Señor, vientre de potrica,
yo vos quiero preguntar
si anduvistes a pescar
de los peces de Malpica.
Bien parecedes monica
en vuestro grant corcobar,
¿o si fue por doñear
en Illescas con Juanica?
Señor, cara de demoño,
viejo falso e contrecho,
mal labrador de barvecho,
e non tal como Ordoño,
que perdedes vos o soño
por amor de con quien me echo,
como face con derecho
uno que llaman Antoño.
Señor, cuello de botija,
yo non vos querría ver,
ca me han fecho entender
que sois mala sabandija
e que tenéis una agrija
do la non queréis tener,
por cuanto podrié valer
toda vuestra escondrija.
Señor, malas condiciones
havedes si non vos capo,
otrosí si non vos rapo
o vos tapo los cañones;
si a poder de repelones
el pellejo vos solapo,
diredes: “¡Tan bien escapo
como Juan de Romalones!”
Señor, el peón de Braga
paresçe vuestro alabar,
yo non sé sí a cagar
fallaredes quien más faga.
Color tenéis de aulaga,
non querades más fablar,
si non, facervos he andar
como anda el atarraga.
Señor, pues picáis de todo,
atanto que me sonrigo,
con una paja de trigo
vos cuido socarrar todo.
Viejo rucio e rogodo,
maldiciente e sin castigo,
mal goce de mi amigo
si la lengua non vos podo.
Señor, allende del puerto
suenan vuestras asonadas
que facéis pocas vegadas;
entiéndovos por tuerto,
parecedes rocín muerto
con las orejas colgadas,
muy sevechas* las quijadas,
que non hay en vos confuerto.*
Si entrades en mi huerto,
inchidor de las privadas,*
yo vos porné almohadas
que vos asienten en cierto.
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