LAS GALLINAS JERÓNIMO DE BARRIONUEVO
Dijo el cura a sus veçinas:
pul, pul, pul de mis gallinas.
Ofreçieron roscas
en la misa un día,
tan repiqueteada
que fue maravilla,
y mucho dinero
en moneda linda
que todos se dan
a ofrecerle aprisa.
Recógelo todo
y en unas cestillas
a la puerta sale
y así le decía:
Dijo el cura a sus veçinas:
pul, pul, pul de mis gallinas.
Era un mocetón
con pie de sabina,
parece en lo tieso
pedazo de biga.
Todo carrasqueño,
pedazo de biga,
tajón para carne
que muchos envidian.
Donde todo el año
se venden salchichas
sabrosas i tiernas
como mantequilla.
Dijo el cura a sus veçinas:
pul, pul, pul de mis gallinas.
Acudieron todas
al reclamo asidas,
unas dos o tres
como gargantillas.
No dejan en una
sino las chiquillas,
estas solamente
por traer mantillas.
Rodeanle todas
y la más pulida
no se aparta dél
ni pierde de vista.
Dijo el cura a sus veçinas:
pul, pul, pul de mis gallinas.
Viéndolas a todas
a Dios las brinda,
porque todas goçen
sin que tengan riñas.
Valas regalando
con flor de la arina,
sopas abasadas
y dulces natillas.
Buelben a su casa
a poner, que es dicha
tener donde baian
a llebar las crías.
Dijo el cura a sus veçinas:
pul, pul, pul de mis gallinas.
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