A una que se bañó en el río de la cintura abajo y enfermó del aire que le dio
A echar el ojo en remojo
fuiste, Juana, y con donaire
diz que echaste el ojo al aire.
¡Mira tú a qué echaste el ojo!
Gallego era el aire y, luego,
se te entró a hacerte mal,
que sólo por ojo tal
se entrara, Juana, un gallego.
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