¿De qué sirve, capón, enamoraros,
y en las burlas del amor entremeteros
con rocín que en afrenta ha de poneros,
y al primer apreton ha de faltaros?
¿Quién será la mujer que quiera amaros,
pues no ha de sacar fruto de quereros?
¿Y quién ha de comer los huevos hueros,
pues los frescos y llenos no son caros?
¿Y quién terná tan buen entendimiento,
que por un seco olivo consumido
trueque mirtos floridos que hay sin cuento?
¿Y cómo puede ser que haya prendido
en bragueta, que está llena de viento,
el amoroso fuego de Cupido?
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